martes, 19 de mayo de 2020

El hombre Omega

Era el último. Todos los suyos habían muerto ya. Tantos años acabando con especies y ahora los humanos eran animales en extinción. Esta vez la madre Gaia no protestaría. Los engulliría para liberar a sus otros hijos de este bastardo que nunca debió de nacer. Pero todavía quedaba un hombre en cuyas manos estaba la salvación o condenación de toda su raza. Y ahora marchaba solo por lo que años antes había sido una calle concurrida, acompañado únicamente por sus pensamientos. Podía salvar a la Humanidad gracias a sus estudios genéticos, pero tal vez fuera mejor arrancar aquel parásito, aquella carcoma que roía la Tierra. Se detuvo para mirar el sol que calentaba sus huesos y una frágil mariposa se posó en su hombro. La miró. Ahora estaba seguro de su decisión.
Este microrrelato lo escribí ya hace años. Entonces lo había concebido como un relato de ciencia ficción. Hoy, en la situación actual, tengo que quitarle esa etiqueta. Nunca hubiéramos creído que esto pudiese pasar... pero ha pasado. Ahora solo tenemos que pedir una segunda oportunidad para hacerlo bien o la historia que acabas de leer puede convertirse en nuestro futuro inmediato.

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